sábado, 30 de enero de 2010

No es que me guste pero he acostumbrado a mi mirada a no ver cuando recorro los pasajes del metro. No miro y no escucho más que aquellas luminiscencias que guían mis pasos acostumbrados. No miro y no escucho y menos si tiene que ver con alguna chica. Me fastidia el ronroneo celoso que despiden sabiéndose objeto de la atención popular. Poca atención también tiene para mi llevar un texto o algo de música en auriculares para sustraerme. Creo en la ligereza.

1 comentario:

Liliana dijo...

Me gustaría conocer la ligereza y separarme por momentos (cada vez más largos) de lo mundano...