martes, 24 de noviembre de 2009

Realeza Lunática

Mi cadalso no tiene público, ni mucho menos anfitrión. Mi cadalso sólo tiene por verdugo a mi sombra. En mi cadalso las únicas indicaciones hechas por mí y para mi muerte, han quedado grabadas en madera. Se borraran en no mucho tiempo, pues es madera corriente. El frente por donde habrán de elevarse mis pies da hacia una noche amodorrada con los destellos de la luna de una belleza incomparable. Dejan de sorber el aire pues me llevan consigo. Me llevan en sus brazos. Me llevan convertidos en una morena de miembros ágiles y suaves. Me lleva y me ama. Me lleva y lo amo. Me lleva y me deja y se desvanece. Me deja en el campo de atracción de la luna, en donde ya me esperan abigarrados en grandes ropajes, la realeza lunática.

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